“Tito” Houriet, con los ojos del alma

El 13 de mayo de 1905 nació en Empalme San Carlos un hombre que trascendió el acontecer esperancino por su solidaridad y su ejemplo de vida.

Su historia revela, sintéticamente, que estaba cumpliendo sus labores en el campo, dinamitando árboles, cuando una explosión lo dejo ciego. Tenía veinte años y vivía en Empalme San Carlos

Así comenzó la difícil etapa de su vida Ernesto “Tito Houriet”, el quinto de nueve hermanos hijos de Hipólito Houriet y Emma Rey.

Había que sobreponerse a la desgracia y por obra del destino le enseñaron a fabricar cepillos tarea con la que instalo una cepillería en Moreno y Güemes, al sur de plaza San Martin, desde donde comercializaba sus productos. No en vano su taller llevaba el nombre de “El Tacto”.

“Tito”, que era un consecuente lector, había aprendido el sistema Braile y leía libros revistas y todo cuanto pudiera.

Con los años comenzó a trabajar en Fraterna Ayuda Cristiana (FAC), hoy Caritas, nombre adoptado “en mayo de 1966 cuando esta institución, por expreso pedido del Episcopado Argentino, debe cambiar su nombre para unificarse con aquel movimiento mundial”, cuenta la Prof. Pilar Revello de Tschopp, en una publicación.

Desde allí se brindo a la necesidad de los que poco o nada tenían y les dio, además, solidaridad en la palabra y ejemplos de esfuerzos superadores.

Este artículo tiene otras muchas referencias de su espíritu altruista, pero en homenaje al espacio físico disponible, alcanzan para dimensionar la entrega y la solidaridad de un hombre que antes de pensar en lo que para otros era un impedimento insalvable, para él fue un camino para  alcanzar la Gracia de Dios en el amor a sus semejantes.