Palabras para “Misky” – Un disco en la eternidad

A los 63 años de edad, dejó de existir el hombre que le puso canciones a nuestros años jóvenes. Vaya para él este sencillo recuerdo. No es necesario haber aquilatado una vida digna del bronce para que un hombre quede en la memoria de la gente.La existencia son momentos, unos detrás de otros, que los demás juzgan de acuerdo a sus propias sensaciones, hasta que llega el día de la partida definitiva de alguien y ese mismo alguien queda sujeto a los recuerdos.

“Misky” fue un entusiasta de la música y le puso su impronta al oficio de disc jockey iluminándonos las noches con aquellas canciones, entre otras, que invitaban a enamorarnos.

Había nacido en Laguna Paiva, de padre ferroviario y madre ama de casa, y supo desempeñarse en una propaladora local.

Con el correr de los años, los esperancinos Mario Siegel, Lello Zenklussen y Carlos Moos, llegaron a esa ciudad para abrir una confitería bailable que llamaron “MaLeCa” y a ella “Misky” ingresó como musicalizador el 20 de julio de 1969, donde trabajó por aproximadamente un año y medio.

Después, los hermanos García lo convocaron para Gran Pitoke y aquí comenzó a escribir su historia en Esperanza.

Su gran mérito, aparte de las cualidades profesionales, fue haber estado a la par de nuestra adolescencia, en tantas noches y por tantos años.

Hoy hablar de él, es referenciar el pasado, el ayer, las cosas que nos negamos a olvidar porque sería negar que nuestras vivencias tienen mucho de la noche y sus misterios.

“Misky” se fue, que en paz descanse.

Jorge Raúl Pirola