Conicet fue reconocido mundialmente por encima de la NASA, pero acá no llegan a fin de mes

El reconocido ranking mundial de instituciones Scimago ubicó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el puesto 21 en una lista con 484 instituciones, y por encima de la NASA. Es triste: el mundo reconoce lo que aquí, el gobierno, desmerece.

Mucho se habla de la meritocracia cuando se menciona al actual gobierno nacional y sus múltiples campañas donde se romantiza la pobreza y se le suelta la mano a quien no tiene oportunidades “porque debe ganárselas”.

Ahora, los científicos más calificados de este país, la institución máxima de la carrera en investigación, en ciencia y en tecnología está siendo desfinanciada. Y aquellos científicos que con sus méritos llegaron al Conicet con los mejores puntajes, habiéndose quemado las pestañas estudiando, demostrando diariamente que merecen reconocimiento y resarcimiento económico hoy no pueden trabajar (¿y ahí dónde está la meritocracia?).

Por suerte, el mundo la sigue reconociendo como institución de primera calidad y hoy fue colocada en el puesto 21 dentro de una lista enorme de 484 instituciones de todo el mundo. Un número por encima de la NASA en el ranking Scimago.

Este año al Conicet solo entraron 450 participantes de los 2595 que aplicaron, casi nulos los investigadores del interior del país, quienes salen a manifestarse casi a diario por la falta de presupuesto para la ciencia y la investigación.

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Retraso en sus salarios, vaciamiento de las instituciones, falta de presupuesto para los insumos científicos y demás cosas son las que los científicos reclaman, en una institución que es indispensable para el crecimiento del país a nivel intelectual, a nivel salud y a nivel tecnología entre muchísimas otras áreas.

Nicolás Dvoskin es uno de los 2145 que no pudo ingresar a la carrera. “Yo entré al Conicet como becario doctoral en 2011 y en 2015 gané la beca posdoctoral. Hice todo en tiempo y forma. Pero cuando en 2017 me presenté para la carrera, doblemente recomendado, la única razón que me dieron para negármela fue la falta de presupuesto. En 2018 volví a intentar y me pasó lo mismo, le dijo en entrevista con TN.

Ahora, Nicolás vive en Alemania donde es becario posdoctoral en  la Universidad Católica de Eichstat. 

Lo triste es que se vive una fuga de cerebros que podrían hacer grandes aportes y ser recursos de progreso en el país. Pero no, acá no llegan a fin de mes y se van a vivir afuera, a aportar a un país donde pueden desplegar sus conocimientos.

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“Lo paradójico es que este mismo proyecto está cofinanciado por el Ministerio de Educación argentino. Es decir, me pagan por investigar la economía latinoaméricana en Alemania, en vez de poder estudiar esto en mi país y contribuir en recursos“, resaltó Nicolas Dvoskin, economista.